aquí y ahora: Ann Toebe

Ann Toebbe nació en 1974 en Cincinnati, OH, EEUU. Allí creció y asistió a los 12 años a la escuela católica. Jugó a baloncesto y voleibol, escuchó la radio Top 40 y llevaba una permanente. Llegó al Instituto de arte de Cleveland en 1992 con una sudadera con capucha y unos shorts Umbro atléticos. En 1995 curso estudios en Parson's School of Design, NY Studio Program, NYC. Terminó la escuela de arte en Cleveland Institute of Art, Cleveland, OH. con B.F.A.en 1997 y se trasladó a Nueva York, vistiendo botas de combate y un vestido de la tienda de segunda mano y llevando una pila de CDs de Sebadoh y Fugazi.

Se mudó a Williamsburg, Brooklyn y trabajó como freelance art-controlador y, a continuación, en una galería de Chelsea. Durante un verano del 2000 con becas en Otis, comenzó a pintar con gouache sobre papel. Empezó el programa de pintura de Yale School of Art, Yale University con MFA en 2002. Ganó un viaje beca y visitó Francia, Alemania y Austria. Decidió que quería vivir en Berlín después de Yale, así que empezó a aprender alemán. En 2004, se trasladó a Berlín para un año con una beca DAAD en Universität der Kunst Berlin, Alemania.

Después de Berlín, regresó al medio oeste con su futuro esposo, un profesor de filosofía alemana que había decidido ir a la escuela de derecho de Chicago. Ha vivido en Chicago desde 2005, docente de dibujo y pintura en el Instituto de arte Northwestern. Su hija oliva nació allí en mayo de 2008. Actualmente vive y trabaja en Chicago, IL.

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Quizá la figura o el ser humano no le interese o no se le dé muy bien, pero lo cierto es que no aparece por ninguna de sus obras, tampoco animales, y paisajes en muy esporádicos casos.Todo el mundo representado está confinado al interior del hogar, a su distribución y orden. Meticulosamente organiza los espacios, construye y organiza, como si tratara de definir, clarificar y adaptar la estructura de su propio interior, de su psiquis. También se refleja su concepto religioso en algunas de sus obras donde aparece la crítica en el interior de unas iglesias vacías, lúgubres, sombrías, con colores plomizos. Pero lo tiene muy claro, a través de las vidrieras se ve la luz, el color, la verdad religiosa se halla fuera de los muros, de esas cárceles de falsa moralidad en que se han convertido a través de los siglos las instituciones eclesiásticas. La gama cromática, con el tiempo, se ha ido apacigüando, si en alguna ocasión eran colores brillantes, ahora, con el paso del tiempo se han ido reposando, pero la organización sigue, da la impresión de fuerte determinación y sin dudas interiores.

Quizá sería bueno para su evolución ( solamente pictórica ) abrir alguna ventana e intentar alzar el vuelo, ya está preparada para ello.

JL.Coral

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